La burbuja inmobiliaria es un término para referirnos a un proeceso en que se aprecia un aumento sustancial, excesivo, exagerado pero por sobre todo injustificado, de los precios de los bienes raíces.
Se asocia realmente a un fenómeno puramente especulativo. Es decir, se evidencia un incremento importante de los precios pero sin un argumento razonable y/o técnico que lo explique.
Más que comprar propiedades por una necesidad de vivienda, la gente demanda más inmuebles ante la aparente evidencia (opinión) de que los precios seguirán subiendo. Por lo que concluyen que es una buena decisión comprar ahora para vender más caro en el mediano o corto plazo.
Si este solo argumento mantiene por mucho tiempo un sostenido aumento de los precios de los bienes raíces, hablamos de que estamos en presencia de una burbuja inmobiliaria.
Este fenómeno se puede desarrollar durante varios años, típicamente de 8 a 10 años. Por lo que si no estamos atentos a las tendencias, podría pasar inadvertido para la mayoría de la gente, la cual se deja llevar por la codicia. Callendo en en la rueda de la especulación.
En este círculo vicioso los inversionistas empujan los precios hacia el alza por la vía del aumento exagerado de la demanda. Lo que sigue agravando cada vez más este fenómeno especulativo.
Es cierto que durante la gestación de una burbuja inmobiliaria algunos agentes económicos pueden hacer ganancias al comparar y vender propiedades en ciclos cortos. Pero a la larga, la economía local de una región o país se verá gravemente dañada. Vasta recordar lo que sucedió con la crisis subprime en EEUU y la crisis que vivió España.
Como siempre, la clase media es la más perjudicada en estos procesos. De ahí la importancia de aprender y estar atentos, para que una burbuja inmobiliaria no se instale en nuestras comunidades y haga estragos en nuestras finanzas.